"Cuando me preguntan qué es San Javier para mi, se me vienen muchas cosas a la mente, puedo sentarme y soltar adjetivos para tratar de darles una idea pero lo mejor que puedo hacer es hablarles de como objetos tan insignificantes se pueden volver el centro de una serie de historias y recuerdos.
En mi barrio como en la mayoría de comunas de Medellín se viven ambientes muy hostiles, pesados, cuando estas niño no eres ajeno a todo esto, lo sabes, lo sientes, aún así hay algo mágico en este barrio que hace que dejemos de lado todas esas inseguridades y nos enfoquemos en vivir con alegrías, una de esas alegrías es la cuadra, los amigos de la cuadra, los señores que no nos dejaban jugar fútbol por que le dábamos a los carros, los que nos gritaban cada vez que el balón tocaba la puerta de una casa, los carros pasando y pitando por que no los dejábamos pasar, jugar con piedras y correr por el andén "jugando policías y ladrones", bajar a la cancha a buscar desafío, jugar el partido como si fuera la final del mundial por ganarse una gaseosa de dos litros, subir con ese envase vacío y llenarlo de agua y tierra para poder jugar botetarro por la noche, ese pedazo de plástico podía reunir a más de 10 niños en una misma cuadra y hacernos felices , y con eso me quedo , con esa felicidad y alegría, con un montón de recuerdos bonitos que sé que en otros barrios no hubieran sido los mismos, San Javier tiene una energía y una mística propia que hace que la gente se levante y luche y valore cada pedazo de felicidad por muy pequeño que parezca ser"
Escrito por Sebastián Toro.
(Joven perteneciente al Colectivo de diseño Hilos de Ciudad en San Javier)
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